
"...Nosotros no somos aún lo que decimos que somos, sino que debemos convertirnos en ello; es el precio de tener delante de nosotros el problema del sentido. La humanidad, en cualquier definición que de la misma se tenga en mente, no es nunca un hecho cumplido. Nuestra humanidad es algo que se nos escapa entre los dedos y siempre debemos estirar la mano un poco más allá para intentar apresarla.Nuestro intento de apropiarnos de esa esquiva humanidad explica por qué acuñamos palabras, por qué nos esforzarnos por darle a cada cosa su medida y, al mismo tiempo, obtener poder sobre todos los seres, nombrándolos. Pero, a la vez, hemos visto que ese gesto angustioso que está en el origen de la palabra sólo puede comprenderse como la acción de un animal que siente el peso del tiempo, que la palabra descarga en sus hombros..."